Tres actrices que pasean sus dotes para el farol por las mesas de poker
Entre los distintos juegos que tienen cabida en los casinos modernos, el poker es el más diferente y particular. Su principal característica es que los jugadores no juegan contra la banca, sino entre ellos.
Es un juego de apuestas con información incompleta. Como en el blackjack, hay cartas tapadas. Esa simple situación, abre todo un mundo de posibilidades a la interacción entre los jugadores.
Como Hollywood nos ha enseñado en muchas ocasiones, la más dramática de estas situaciones es el farol. Debes convencer a tu rival de que su mano no tiene opciones de ganar y conseguir que renuncie al bote. Es una maniobra que requiere aplomo, nervios de acero y dotes de actuación.
Hablando de Hollywood y actuación, hay muchos actores y actrices que han demostrado pasión por el poker. Llaman más la atención ellas, pues el porcentaje de jugadoras de poker en los casinos y torneos sigue siendo muy pequeño respecto al de los varones.
La más llamativa es la evolución de la carrera de Jennifer Tilly, que pasó de establecerse como una de las actrices más taquilleras de la meca del cine a compatibilizar su trabajo en platós con una carrera profesional en el poker.
Tilly enamoró al público como camarera cantante en “Los Fabulosos Baker Boys”, un papel escrito para ella por el director y guionista Steve Kloves. Jennifer, a la sombra de su hermana Meg, empezó a derivar a actriz de género, particularmente en películas de alta carga erótica, pero Woody Allen la rescató para su comedia coral “Balas sobre Broadway”.
Fue el pináculo de la carrera de Jennifer, que recibió una nominación al Oscar por su interpretación de la dulce y despistada Olive Neal. Desde entonces, el género que más ha visitado es el terror. Su personaje más icónico es la novia de Chucky, el muñeco diabólico.
Su naturalidad ante la cámara también ha sabido explotarla en el mundo del poker. Ha sido invitada habitual en los programas de televisión de más éxito dedicados a esta modalidad. Pero también es conocida como una digna oponente en partidas privadas y en las poker rooms de Las Vegas.
Tiene un brazalete de las World Series of Poker, el festival más importante del planeta, como ganadora del Ladies Event de 2005. como colofón a su dedicación al mundo de la baraja, está casada con el jugador profesional de poker Phil Laak.
La historia de Tilly es la más conocida, mediática y glamurosa entre las actrices metidas a jugadoras de poker. La de Shannon Elizabeth es menos pública, pero más explícita.
“American Pie” fue la comedia favorita de toda una generación de adolescentes, la que vivió la incertidumbre del efecto 2000. Era una película sobre un grupo de amigos obsesionados con perder la virginidad y sus primeros escarceos con el sexo opuesto. Shannon interpretó a Nadia, una estudiante extranjera que tenía obnubilado al protagonista de la película.
Su celebrada aunque pequeña intervención -era solo la tercera película de su filmografía- le granjeó un lustro de castings y papeles a medida en el que concentró más de la mitad de los proyectos que ha llevado adelante en el cine. Su carrera se fue apagando y ahora alterna papeles esporádicos en Hollywood con la participación en programas y reality shows para la pequeña pantalla.
Donde su fama no solo no se ha ido desvaneciendo sino que se acentúa con el tiempo es en los fieltros de poker. Elizabeth no ha trasladado sus maneras de actriz y su imagen al tapete, como Tilly, sino que es reconocida como una de las más complicadas oponentes en las partidas privadas de la Costa Oeste norteamericana.
La especialidad de Shannon es el cash, y viaja con regularidad casi semanal a Las Vegas para jugar contra los mejores especialistas de la ciudad.
Mezclar Hollywood y casinos resulta un cóctel peligroso que puede hacer saltar cualquier escándalo. La relación con el juego de Jen Tilly y Shannon Elizabeth es ejemplar, pero el tercer nombre que vamos a mencionar no cumple el mismo patrón.
Pamela Anderson conoció el poker a través de su círculo de amistades en Hollywood. En particular, cuenta que solía jugar con Rick Salomon, un productor de películas más conocido por sus líos y escándalos con famosas como Paris Hilton. Pamela relata que fueron amigos durante años, pero que su relación cambió a raíz de una partida de poker.
“Me levanté de la mesa y dejé que mi chofer jugara por mí. Cuando regresé, me encontré con que había heredado una deuda considerable con Rick. Él, todo un caballero, me dijo que me perdonaría todo el dinero si le daba un beso, y así nuestra relación adquirió un nuevo tono muy distinto”.
La anécdota acabó en matrimonio, fugaz y escabroso, como muchas de las relaciones de la actriz. En el implacable proceso de divorcio que siguió, Pamela intentó destapar las ingentes cantidades de dinero que se movían en las partidas privadas de Salomon, que contaba con excelentes conexiones con multimillonarios estadounidenses y de otras partes del planeta.
Pamela quería recibir un porcentajes de las millonarias ganancias de Salomon en las mesas de poker, ocultas al fisco y ausentes en la declaración de bienes de Rick, pero la estrategia le explotó en la cara. Pamela también era muy aficionada al poker, y su habilidad y resultados eran completamente opuestos a los de su marido.
Cosas del famoseo, semejante enfrentamiento no separó definitivamente a Rick y Pamela, que se volvieron a casar en 2014, aunque el vínculo volvió a romperse en meses. Aún así, fue tiempo suficiente para que el nombre de Pamela volviera a salir a la palestra en un extraño caso relacionado con el juego.
Se encontraba con su marido en la Costa Azul francesa cuando este recibió la invitación para jugar una partida de poker contra un jeque árabe. Una vez se acumularon importantes ganancias para Rick, del orden de millones de dólares, el jeque insistió en que la invitación y partida eran amistosas y que no iba a hacer efectivos los beneficios de Salomon.
El caso terminó en un tribunal francés, que resolvió según una obsoleta ley de 1807. El texto legal explicitaba que las apuestas solo eran de obligado pago si la actividad que las hubiera generado conllevaba una actividad física o una habilidad particular. El tribunal no aceptó la maestría en el poker como habilidad particular y el matrimonio perdió el juicio.
Hay muchas más actrices que se han dejado ver en actividades relacionadas con el poker o de las que se cuenta su afición, como pueden ser Laura Prepon, de “Orange is the New Black”, las gemelas Olsen, Cameron Díaz, Eva Longoria… Seguro que todas ellas son capaces de colarle un farol a cualquiera. Va con la profesión.
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